Descansando (Libre)

Era de mediodía y Elizabeth Road, Eli, Beth, o como quieran llamarla acaba su entrenamiento matinal. Llevaba corriendo tres horas a través de arbustos y grandes árboles caducifóleos, y estaba realmente agotada. Pero en forma, y orgullosa del esfuerzo que daba muy buenos resultados.

Estaba bañada en sudor y aún en forma animal. Como siempre hacía el mismo recorrido en aquel punto tenía escondida unas prendas de ropa ya que al transformase a humana quedaba en cueros, literalmente.

Procedió a cambiarse, y cuando estuvo lista se vistió. Pero unicamente se puso la ropa interior, porque un baño en la terma le pareció una idea tentadora. Además, así se relajaría.

Introdujo el dedo gordo de un pie para catar el agua y al darse cuenta de que estaba a una tempreatura aceptable caminó hacia el agua. Se sumergió al completo y se apoyó en una piedra, sumergida de cadera para abajo, y cerró los ojos.

Le apetecía un cigarro, pero allí no tenía. Blasfemó por lo bajo y leugo sonrió.
Aunque no pudiera fumar tenía que reconocer que para ella aquel era el mejor momento del día. Sus pies parecían bombear por si mismos sangres por la presión que habían retenido y una pequeña herida se asomaba en la rodilla derecha, debido a una caida que tuvo al tropezarse con una raíz medio escondida.

Pero lo raro era ver a aquella chica sin ninguna marca o arañazo en su cuerpo.
Tampoco le importaba demasiado o le quitaba el sueño, ya que kla regeneración en su cuerpo era muy avanzada y en minutos ya estaría lista para hacerse otra herida.

Alex llevaba días dando vueltas por Tai-leren, sin nada más que hacer que pensar, sus pies le llevaban sin sentido sin pararse a mirar por donde iba, quien se cruzaba. Hasta que un olor a perro mojado le pegó de lleno-oh fantástico-pensó para sí mismo volviendo en sí y mirando alrededor para ver donde estaba, hasta que se percató de la presencia de Elizabeth.
Se acercó muy silenciosamente hasta el borde de la terma
-No hay tiempo para relajarse-exclamó-Suerte tienes que fui yo quien está aquí y no otra persona

Se sobresaltó y en un segundo se dio la vuelta. Su corazón se podía escuchar a kilómetros de lo mucho que se había asustado. En cuanto vio que era Alex, que solo estaba bromeando, que la había molestado y quitado de su descanso.
-Alex-gruñó intentando ser amable-¿quién me iba a atacar en medio del bosque?-arqueó una ceja y sonrio, ya más relajada.

Se escurrió el pelo y se sentó en el suelo.
-Da gracias de que no te haya soltado un zarpazo- dijo mientras le guiñaba un ojo con ironía.

Le fulminó con sus ojos dorados y abrió la boca para decir algo:
-Me valgo por mi misma, Alex- se encogió de hombros- Y a ti también te podrían atacar, ¿no? aunque claro, los chupasangres lo arreglais todo hincando dientes.

Estaba un poco molesta por haberla interrumpido. Además, le daba vergüenza que la encopntraran relajada. Se puso una camiseta y se cruzó de brazos.
-¿Que te trae por aquí?

Negó con la cabeza.
-Pues no hay nadie en este bosque que te pueda servir - lo cierto era que la chica ya había devorado un venado aquel día, y no había visto más animales. Aunque quizá él buscara otro tipo de víctimas.

Carcajeó.
-¿En vuestros "poderes mágicos" no hay nada para el hambre?- se burló mientras le sonreía.